miércoles, 28 de abril de 2010

Dolce amore!

Una mirada. Una sonrisa. Un bum en el corazón, como un chispazo. Un chispazo de felicidad. Felicidad y a la vez miedo. Miedo al rechazo, ¿Qué pensará de mi? Miradas de reojo, mejillas sonrojadas. Vuelve a mirar. Y se encuentra con sus ojos. Azules, como el mar. Infinitos, lejanos, inalcanzables, soñadores, simpáticos, amigables, irreales. Como un sueño. ¿Debe ser un ángel? Otra sonrisa correspondida. Si. Verdaderamente es un ángel. Y esta junto a mí. Casi puedo ver la luz que ilumina cada paso que da. Y se detiene el tiempo. Como si todo fuera a cámara lenta. Y el corazón se acelera, la respiración se agita. Lo que dura unos segundos a veces te marca para toda la vida.

Le ha visto sonreír. Ha visto como escondía su cara entre esos libros. Su mirada, le ha visto sonrojarse. Y la curiosidad se ha apoderado de él. ¿Quién es? ¿Cómo se llama? Tiene una sonrisa bonita. Y su pelo, y sus labios, y sus ojos. Le mira de reojo, y casi le parece un juego todo aquello. ¿Está jugando conmigo? Le corresponde con otra sonrisa. Y vuelve a apartar la mirada. Es tímida. Pero es guapa. ¿Guapa? Es preciosa. Duda entre acercarse o no. ¿Pero qué hago? Parece joven. Seguro que me toma el pelo. La duda lo frena. Lo retiene. Y decide dar media vuelta. Puede notar como sus ojos lo espían. Hacía tiempo que no me miraban así. Y su recuerdo se ancla en su corazón. Sin quererlo.